Ad mortem festinamus

Ad mortem festinamus peccare desistamus.
Scribere proposui de contemptu mundano ut degentes seculi non mulcentur in vano.
Iam est hora surgere a sompno mortis pravo.
Vita brevis breviter in brevi finietur mors venit velociter quae neminem veretur.
Omnia mors perimit et nulli miseretur.
Ni conversus fueris et sicut puer factus et vitam mutaveris in meliores actus
intrare non poteris regnum Dei beatus.
Tuba cum sonuerit dies erit extrema et iudex advenerit vocabit sempiterna
electos in patria prescitos ad inferna.
Quam felices fuerint qui cum Christo regnabunt facie ad faciem sic eum adspectabunt
Sanctus Dominus Sabaoth conclamabunt.
Et quam tristes fuerint qui eterne peribunt pene non deficient nec propter has obibunt.
Heu heu miseri numquam inde exibunt.
Cuncti reges seculi et in mundo magnates advertant et clerici omnesque potestates
fiant velut parvuli dimitant vanitates.
Heu fratres karissimi si digne contemplemus passionem Domini amara et si flemus
ut pupillam oculi servabit ne peccemus.
Alma Virgo virginum in celis coronata apud tuum filium sis nobis advocata
Et post hoc exilium occurens mediata.
Vila cadaver eris cur non peccare vereris.
Cur intumescere quearis. Ut quid peccuniam quearis. Quid vestes pomposas geris.
Ut quid honores quearis. Cur non paenitens confiteris. Contra proximum non laeteris.

Traducción

Vamos deprisa hacia la muerte, dejemos de pecar.

Quiero escribir sobre la maldad en el mundo
no sea que el tiempo pase inútil.
Ha llegado el momento de despertar de cara a la muerte.

La corta vida terminará pronto, la muerte llega más rápido de lo que se cree.
Destruye todo y no tiene misericordia.

Si no vuelves a ser como un niño y no cambias tu vida
con mejores actos no entrarás, feliz,
en el Reino de Dios.

Cuando resuena la trompeta, el Día del Juicio ha llegado. El juez aparece y llama a los elegidos a su reino pero los condenados, al infierno.
Cuán felices serán los que reinarán con Cristo cara a cara, entonces lo mirarán y gritarán: “Santo Señor de los Sabaoth”.
Y qué tristes serán los que perecerán eternamente, no desfallecerán ni morirán por estas cosas. Ay, ay, nunca saldrán de allí.

Que todos los reyes del mundo y los grandes hombres del mundo adviertan, y que el clero y todos los poderes se vuelvan como niños pequeños, y abandonen sus vanidades.
¡Ay, mis queridos hermanos, si contemplamos con dignidad la amarga pasión del Señor y si lloramos como la pupila de nuestros ojos, él nos impedirá pecar!
Alma Virgen de las vírgenes, coronada en el cielo con tu hijo, intercede por nosotros, y media en este destierro.

Serás un pobre cadáver porque no tienes miedo de pecar. ¿Por qué quieres hincharte? ¿Qué cantidad de dinero quieres? ¿Qué ropa elegante llevas? ¿Qué honores buscas? ¿Por qué no te arrepientes y confiesas? No te alegras contra tu prójimo.